La verdad es que Ryan tenía algo. Era guapo, y tenía cuerpazo, además de ser todo un cielo. No puedo decir que me gustara, era pronto para eso, pero sí, tenía algo que me atraía muchísimo.
Mi hermana y yo volvimos a casa, ella saldría con Christian, y yo con Ryan. Cada uno por su lado, por supuesto. Y Chaz seguramente se quedaría con el estúpido de Bieber jugando a la Play.
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Me vestí (http://www.polyvore.com/tgfgfghf/set?id=37696314), me pinté un poco, lo justo y necesario. Y entirabuzoné todo mi pelo.
A las 8 en punto, Chris y Ryan estaban en casa, para recogernos.
Primero se fue mi hermana con Chris, mientras yo terminaba de arreglarme.
Bajé las escaleras.
-Hola Ryan.-Dije, y le di un abrazo.
-Esta…preciosa.-Dijo casi sin habla.
-Gracias.-Dije sonrojándome.-Tú también estas genial…-Dije sonriéndole tímidamente.
-¿Nos vamos?-Yo asentí con la cabeza, me despedí de todos, y montamos en su coche.
-¿A dónde me llevas?-Dije curiosa.
-Es una sorpresa.
Llegamos. Entramos a un restaurante, que parecía caro, era todo precioso, y nuestra mesa, tenía unas vistas increíbles.
-Es precioso Ryan. Muchas gracias, de verdad.-Dije yo, poniéndome como un tomate, de nuevo.
-Te lo mereces, Anna.
Narra Chaz.
Estaba todo preparado, Coca-cola, pizzas, patatas, la Play, muchos juegos y dos amigos.
Justin y yo teníamos el mejor plan para esa noche. Videojuegos.
-Tío, me alegro de que estés aquí, y no como los otros dos traidores.-Dijo él, riendo.
-Menos hablar y más jugar, que sino luego el señorito se enfada porque le gano-Dije.
Paramos un poco de jugar.
-Oye… ¿Y Ryan con quién salió?-Preguntó el.
-¿No lo sabes? Salió con Anna.-Contesté ansiando su expresión.
-¿Con Anna? ¿Y eso?-Dijo algo entristecido.
-Pues no sé, se gustaran o yo que sé.
-Ah.-Dijo desganado.
-¿Pasa algo?-Pregunté yo, aunque sabía perfectamente lo que pasaba.- ¿No te gustará Anna, no?
-¿A mí? ¿Anna? Odio a esa chica, es imbécil.-Dijo queriendo hacerse el loco.
Yo me reí.
Estaba claro, ya había empezado a Justin empezaba a gustarle Anna, el desastre se venía venir.
Narra Anna.
Terminamos de cenar, y fue genial. Era un chico increíble.
-Vamos, tengo una sorpresa.-Dijo él levantándose de la mesa.
Yo asentí y cogí su mano.
Estuvimos un buen rato andando y subiendo unas cuestas grandísimas. Llegué agotada y con el aliento entrecortado.
Alcé la vista y lo vi. Era lo más bonito que jamás había visto en mi vida, desde allí arriba se veía casi toda la ciudad, era precioso. La ciudad se adornaba con miles de pequeñas luces, repartidas, y de muchos colores. Veíamos el tráfico, y los grandes edificios.
-Dios, Ryan, esto es…precioso.-Terminé diciendo.
-Me alegro de que te guste. Yo siempre vengo aquí a pensar, lo descubrí gracias a Justin ¿sabes?-Dijo él mirándome.
-Oye, puedes evitar mencionarlo…me harías un gran favor.-Dije yo algo molesta.
-Perdón…-Siguió mirándome, y yo me estaba empezando a incomodar.
-¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara?-Dije girándome.
-Anna…Eres muy guapa…-Dijo él acercándose cada vez más.
-Bueno no sé, gracias, supongo…-Dije incómoda, y echándome cada vez más hacia atrás.
Y en ese momento sus labios se lanzaron a los míos, juntándose en un beso, no correspondido. Me aparté rápidamente, y me quedé mirando a Ryan alucinada.
-¿Pero qué haces?-Dije yo molesta.
-Bueno no sé…yo lo siento, pero Anna, tú a mí me gustas…y no sé.-Dijo muy, muy nervioso.
-Bueno Ryan, lo siento mucho pero me pareces un chico genial, pero creo que como amigos sería lo mejor ¿sabes?-Dije yo asustada.
-Está bien, no te preocupes.-Dijo el dedicándome una sonrisa a duras penas.
-Anda, vámonos para casa…-Dije cogiéndole del brazo y apoyándome en su hombro.
Llegamos hasta el coche y me dejo en casa.
-Mañana te llamo. Adiós Ryan.-Dije saliendo sonriente del coche.
-Hasta mañana guapa.-Dijo bromeando.
-Qué tonto eres…-Dije riendo.
Narra Ryan.
Buf, que idiota había sido, no tendría que haberla besado, había sido un estúpido error. Era aun muy pronto, apenas nos conocemos, y yo soy tan imbécil de besarla…pero esto no va a quedarse así, Anna tiene que estar conmigo, de alguna manera me pertenece, la vi primero.
Cerré el coche, y entré en casa haciendo el menor ruido posible.
Llegué hasta la cocina y encendí la luz.
-¡Joder Justin!-Dije pegando un bote, del susto. -¿Pero qué te pasa? ¿Quieres matarme?- Él estaba ahí de pie sin decir nada y con cara de enfado.
-¿Dónde has estado? ¿Con quién? ¿Por qué vienes tan tarde?-Dijo atropelladamente, acercándose más a mí.
-Eh tío, tranquilo ¿Vale? No eres mi madre…-Dije.
Se quedó callado, mirándome, esperando a que le contara todo.
Yo bufé y empecé a hablar.
-Bueno pues llevé a Anna a cenar, lo pasamos bien. Y luego, ¿sabes a donde la lleve? Al mirador, se quedó alucinada. Y bueno la besé, pero lo jodí todo tío…
-¿Qué? ¿Por qué la besaste?-Dijo el alterado.-Si casi ni la conoces, hace dos días era una desconocida para ti… ¿Estas tonto?
-Eh, pero tranquilo…ni que fuera algo malo.-Dije yo.
-Sí que lo es… no sabes nada de ella, si ni siquiera te ha dado tiempo a que te gustase.
Yo me estaba quedando alucinado con lo que me estaba diciendo, no respondí. Se hizo un silencio bastante incómodo. Hasta que Justin volvió a romper el hielo.
-Haz lo que quieras…Me voy a dormir. Hasta mañana.-Dijo saliendo de la cocina.
Yo me quedé ahí sentado sobre la encimera, flipando por todo lo que Justin había dicho. Hasta que decidí subir y echarme a dormir, mañana sería un nuevo día.